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Mujeres de dos orillas.

mujeres de dos orillas

En nuestra nota anterior hablamos de Nadia Vardé, de su militancia y su trabajo. Ahora, como les anticipamos, les acercamos   su  libro  «Mujeres de dos orillas»

Las ilustraciones de este  libro han sido realizadas por Amelia Rossi, su madre. Y presentar a Amelia resulta aún más complejo. Amelia fue hija de un  valiente que -como miles-  había decidido  resistir la invasión del ejército de ocupación a Italia durante la Segunda Guerra Mundial. Junto a su familia, Amelia vino de pequeña a nuestro país donde creció y abrazó a su paso, múltiples causas que- muchas veces- la tuvieron como protagonista. Mujer militante, comprometida cooperativista, artista plástica. Fundamentalmente, una excelente persona que no admite la vida sin lucha. Eso es Amelia. 

Red Sur- Mujer hoy se permite este  gran placer: presentarles a Nadia, a Amelia y a este libro que las une. Y van por más.
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Para hablar del libro, nada mejor que este reportaje que le realizo Mabel Busaniche.

Mabel Busaniche, educadora popular y dirigente feminista de reconocida trayectoria nacional e internacional comenta el primer libro de cuentos de Nadia Varde, en un artículo publicado los últimos días de noviembre del corriente año en la revista digital  Nuova Emigrazzione.

Dice Mabel: “Nadia decide dejar en este libro huellas familiares, de amigos y amigas, de ella misma. Con sus desafíos, con la impronta que la caracteriza y su compromiso por las causas de las mujeres se decide(…) a memorizar, a contar, a darse el gusto de saldar un pasado en tiempo presente (…) nos permite participar en un juego de relaciones donde se tocan el ayer y el hoy, donde subyacen situaciones, nostalgias, anécdotas, etapas vividas. (…) permite resignificarlos con situaciones y voces de hoy (…) Las realidades, las adversidades, las posibilidades de los diversos personajes son narrados en veintisiete breves cuentos sencillos, profundos y tiernos. Develan situaciones que muchas de ellas siguen siendo naturalizadas, pero que hoy no son  aceptadas y deben denunciarse porque fuimos ganando en derechos.”

Pregunta: ¿Cómo se inicia este nuevo camino, tu relación con la narrativa?

Respuesta: desde hace más de 30 años elegí para vivir, trabajar y moverme en  comunidad una localidad del Norte Santafecino, San Javier,  a la que llegué casi por casualidad, pero a la que adopté (o me adoptó) como mi lugar en el mundo. Como en tantas otras localidades del interior profundo de nuestro país, la oferta cultural es acotada. Por eso cuando, hace algunos años,  me invitaron a participar de un Taller de escritura patrocinado por la Biblioteca popular Julio Migno, revivieron en mí las veleidades adolescentes que me empujaron en la escuela secundaria a escribir algo parecido a poemas…. Lo cierto es que el taller, en cambio, me hizo descubrir mi gusto por la narrativa. Y así nacieron los primeros cuentos, relatos o narraciones de viajes. No abandoné totalmente la poesía, pero reconozco sentirme más cómoda con la narración.

P: ¿Cómo decide una escritora novel dar el paso para transformar las narraciones “de entre casa” al libro editado?

R: Creo que no es una decisión fácil, al menos no lo fue para mí…una acaricia la idea en los encuentros con escritores y escritoras regionales, en los talleres, en las reuniones familiares. Nos animamos a enviar algún cuento  a editoriales que reúnen y publican  obras conjuntas de escritores noveles, algún otro a revistas. Pero concretar la edición individual, con todas las de la ley resulta dificultoso… y caro. Sin embargo, una vez tomada la decisión, tuve la inapreciable ayuda de mi editor (aprovecho para destacar su hermoso trabajo para la tapa y contratapa, hechas sobre la base de obras pictóricas de la artista plástica Amelia Rossi, mi madre) y de mi hija Sofía, correctora profesional de las más estrictas. O sea, un trabajo mancomunado de familiares y amigos, podría decirse.

P: ¿Crees que tu militancia feminista influyó en la temática del libro? Por qué?

R: No creo que haya una “intención feminista” en mi obra. Creo más bien que hay una mirada con perspectiva de género…esa que te hace mirar un poco más allá o un poco más en aquello que  queda oculto bajo la hojarasca de la vida cotidiana. La práctica y las lecturas feministas, creo, me permitieron reconocer en anécdotas de mi  familia o en vivencias que me transmitieron otras mujeres (a lo largo de mi vida profesional como ginecóloga y de mi experiencia como educadora popular en salud sexual y reproductiva) cómo aflora el patriarcado en nuestra cotidianeidad, a veces sin que las mujeres logremos reconocerlo, y otras veces cómo la resiliencia, la rebeldía y  la sororidad son nuestras aliadas para enfrentarlo.

Esas tres cualidades, pienso, se aprenden en el activismo feminista, al menos eso es lo que proponemos en la ONG en la que participo desde hace más de 25 años, el Grupo Comunitario de la Costa, en San Javier.

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